jueves, 15 de octubre de 2009

EL AUTISMO EN NIÑOS


El autismo es un trastorno del cerebro. Las personas con autismo tienen dificultad para comunicarse e interactuar con otras personas.
Un niño con autismo puede parecer muy introvertido, puede no hacer contacto visual con las personas, puede no hablar o jugar del mismo modo que los demás niños lo hacen o puede repetir ciertos movimientos o comportamientos una y otra vez.
Las señas de autismo pueden variar de persona a persona. También pueden ser peores en algunas personas que en otras. Se puede decir que una persona tiene “autismo de bajo funcionamiento” o “autismo de alto funcionamiento” dependiendo de la gravedad de los síntomas y de los resultados de una prueba de cociente intelectual (inteligencia). Algunas de las señas más comunes están anotadas en el siguiente cuadro.
Señas comunes del autismo
· Evita las caricias y mantener contacto visual
· No responde a las voces u otros sonidos
· No habla o no usa el lenguaje apropiadamente
· Se mueve hacia adelante y hacia atrás, le da vueltas o golpes a la cabeza
· Mira fijamente las partes de un objeto tal como las ruedas de un carro de juguete.
· No comprende los gestos con las manos o el lenguaje corporal.
· No juega juegos en que tenga que pretender o hacer creer algo
· Le preocupa mucho el orden, la rutina o el ritual
· Tiene una cara inexpresiva o usa un solo tono de voz
· Se hace daño a si mismo o no tiene miedo del peligro
¿Qué causa el autismo?
No se sabe con certeza que causa el autismo. Algunos estudios han demostrado que la causa es genética, es decir que se hereda entre las familias. Ciertos problemas médicos o algo en el entorno de su niño también puede jugar un papel. En muchos casos, la causa nunca se sabe. Los niños tienen más probabilidad que las niñas de sufrirlo.
¿Las vacunas pueden causar el autismo?
No. Las investigaciones han demostrado que no existe ninguna relación entre el autismo y las inmunizaciones (”vacunas”) de la niñez como la vacuna de sarampión, paperas y rubéola.
¿Cómo se diagnostica el autismo?
No existe ninguna prueba de laboratorio para detectar el autismo. Con frecuencia es diagnosticado cuando un bebé o un niño que comienza a caminar no se comporta como se espera para su edad. Si su médico piensa que su niño tiene autismo, él o ella probablemente le sugerirá que a su niño lo vea un psicólogo infantil. El especialista hará una prueba a su niño para ver si sufre esta condición.
Si mi niño tiene autismo, ¿esto significa que tiene retardo mental?
Muchos niños con autismo también tienen retardo mental, pero otros no. Puede ser difícil hacer el examen pues ellos no responden a las preguntas de la misma manera que otros niños. Un experto en autismo puede hacer exámenes especiales que ofrecerán más información acerca de esta condición .
Algunos niños autistas tienen habilidades especiales tales como la habilidad para resolver problemas matemáticos complejos en la mente. Sin embargo, las habilidades como esta son raras.
Mi bebé parecía estar bien ¿Por qué ahora parece que él o ella tiene autismo?
No sabemos por qué esto sucede, pero aproximadamente 20% de los niños con autismo parecen desarrollarse normalmente durante el primer o segundo año de vida. Luego experimentan una regresión. Esto significa que pierden habilidades que tenían antes, tal como la habilidad para caminar.
¿En la actualidad existen más casos de autismo que antes?
Se están diagnosticando más niños con autismo. Sin embargo, no sabemos si esto en realidad significa que más niños tienen autismo. Puede significar que los padres, profesores y médicos están aprendiendo a reconocer mejor las señas del autismo
¿Cómo se trata el autismo?
Existen varios tratamientos disponibles para el autismo. La investigación ha demostrado que una terapia del comportamiento y del lenguaje muy intensa puede ayudar a algunos niños. No existe ningún medicamento para tratar el autismo de por si, pero hay medicamentos que pueden ayudar con algunos de los síntomas del autismo tales como el comportamiento agresivo o la falta de sueño.
Los niños no “superan” el autismo y éste tampoco puede curarse. Con terapia algunos niños pueden mejorar a medida que maduran. Las habilidades individuales de cada niño con respecto al lenguaje y el nivel intelectual general pueden ayudar a predecir qué va a ocurrir en el futuro.
¿Si tengo un niño con autismo, tengo más probabilidad de tener otro?
Los hermanos y hermanas de niños con autismo tienen 5% más de probabilidad de sufrir esta condición. Además, en los hermanos de los niños con autismo, parece haber un riesgo mayor (de 10 a 40%) de tener otra discapacidad tal como una discapacidad del aprendizaje.
¿Qué es el síndrome de Asperger?
El síndrome de Asperger es muy similar al autismo de alto funcionamiento. De hecho, algunos médicos consideran que éste es simplemente otra forma de autismo. Típicamente las personas con Asperger tienen un cociente intelectual normal y algunas pueden presentar una habilidad excepcional o interés en un área en particular. Mientras que el desarrollo del lenguaje verbal se considera normal, las personas con Asperger pueden tener dificultad para usar el lenguaje correctamente en situaciones sociales. También pueden tener dificultad para comunicarse en formas no verbales tales como haciendo contacto visual, comprendiendo las expresiones faciales y usando las posturas corporales. Las habilidades sociales en general, tales como el desarrollo de relaciones y ajustarse a nuevas situaciones también pueden verse afectadas. No obstante, las personas con Asperger con frecuencia pueden aprender a lidiar con sus dificultades del mismo modo en que una persona aprende las tablas de multiplicar.

COMO AYUDAR A TU BEBE A DEJAR LOS PAÑALES


No existe una edad precisa para iniciar el entrenamiento necesario para abandonar los pañales. El momento adecuado depende del desarrollo físico y psicológico de su niño. Los niños menores de 12 meses no poseen control sobre los movimientos intestinales ni de la vejiga y muy poco control después de esa edad, hasta los 18 meses.
Entre los 18 y 24 meses, los niños a menudo comienzan a mostrar señales de que ya están listos, sin embargo algunos niños no lo estarán hasta los 30 meses de edad y hasta más, sin que por ello se consideren “anormales”.
Su niño además deberá estar listo emocionalmente, deseoso de lograrlo, no temeroso o combativo ni mostrar signos de temor. Caso que su niño se resista enérgicamente, será mejor esperar por un tiempo.
Postergue este entrenamiento cuando:
1) Su familia se ha mudado recientemente o planea hacerlo en un futuro cercano.2) Está embarazada nuevamente o acaba de tener otro bebé.3) Se presente alguna crisis familiar como: enfermedad severa o muerte reciente.
Cuando su niño esté aprendiendo sin problemas, no hay necesidad de detener su entrenamiento debido a estas situaciones especiales.
Será mejor estar relajado y evitar molestarse. Recuerde que nadie puede controlar cuando ni donde un niño orinará o evacuará excepto el niño. Evite una lucha de poderes. Los niños en edad de controlar esfínteres (los músculos que controlan la micción y defecación) comienzan a percatarse de su individualidad. Algunos buscan las maneras de comprobar sus límites reprimiendo los movimientos intestinales.
Su niño está listo cuando:
1. Se mantiene seco por lo menos por 2 horas durante el día o después de las siestas.2. Las evacuaciones son regulares y previstas.3. Las expresiones faciales, posturas o palabras revelan que está a punto de orinar o evacuar.4. Su niño sigue órdenes sencillas.5. Puede caminar hasta el baño y se sabe desvestir.6. Se siente incómodo con los pañales sucios y desea que lo cambien.7. Su niño pide utilizar el inodoro o la bacinilla.8. Pide que lo vistan con ropa interior de “niños grandes”.
¿Cómo ayudarlo?
1) Decida que palabras utilizarDecida cuidadosamente las palabras que utilizará para describir las diferentes partes del cuerpo, la orina y las evacuaciones. Recuerde que los amigos, vecinos, maestras y otras personas que lo cuiden también escucharán estas palabras. Lo mejor es utilizar palabras adecuadas que no ofendan, confundan ni avergüencen a su niño ni a otras personas. Procure no utilizar palabras como “sucio” “asco” o “apesta” para describir los desechos. Estos términos negativos pueden avergonzar a su niño por lo que será mejor referirse a la defecación y micción de manera simple.Es posible que su niño se muestre curioso y desee jugar con sus heces. Esto puede prevenirse sin hacerlo sentir mal, simplemente diciendo: “esto no es algo para jugar”
2) Adquiera un inodoro infantilUna vez que su niño se encuentre listo deberá utilizar una sillita tipo inodoro, que resulta más fácil de utilizar porque los niños pequeños no tendrán problema en subirse a ella y sus pies podrán apoyarse en el suelo.
3) Permítale observar a los adultosLos niños se interesan por las actividades de los adultos. En ocasiones permitirles observar a sus padres cuando estos acuden al baño puede resultar beneficioso. Observar a los padres, hermanos mayores, amigos o familiares utilizando el inodoro estimula el deseo del niño de hacer lo mismo.
4) Ayúdelo a reconocer los signos de urgenciaEstimule a su niño para que le mencione cuando esté a punto de orinar o evacuar. A menudo le dirá cuando el pañal esté húmedo o después que hay evacuado y su pañal esté “lleno”. Sus palabras señalizan el inicio del reconocimiento de estas funciones corporales. Felicítelo cuando se lo diga y sugiérale que la próxima vez se lo mencione antes de hacerlo.Antes de evacuar, es probable que su niño emita gruñidos u otros sonidos, se contorsione, puje enrojeciendo su cara y deje de jugar momentáneamente. Explíquele que esto significa que la evacuación está a punto de aparecer y que es el momento de intentar el inodoro.El control del esfínter vesical a menudo tarda mayor tiempo. Algunos niños no logran el control vesical completo por muchos meses después de haber aprendido a controlar sus evacuaciones, aunque algunos controlan primero sus micciones.
5) Visite su pequeño inodoro rutinariamenteCuando parezca que el niño necesita orinar o evacuar, acompáñelo a su inodoro infantil. Manténgalo sentado por unos pocos minutos y explíquele alegre y casualmente lo que desea que suceda. Si protesta enérgicamente, no insista. Su resistencia significa que aún no está listo para iniciar su entrenamiento. Visitar su pequeño inodoro cada mañana, después de las comidas o después de su siesta puede contribuir a su aprendizaje. El éxito dependerá de una enseñanza gradual y progresiva, al paso que requiera su niño.
6) Apoye sus esfuerzosNo lo fuerce a obtener resultados rápidos. Encorájelo con muchos besos y abrazos y felicítelo cuando tenga éxito. Cuando ocurra un “accidente”, trátelo con ligereza e intente no producirle frustración. Los castigos y reproches lo harán sentirse mal, lo que probablemente prolongue su entrenamiento.
7) Enséñele hábitos higiénicos adecuados.Oriéntelo como limpiarse después de evacuar. Cuando sea posible, las madres deberán enseñar a sus hijas la correcta higiene (limpiar de arriba abajo y de adelante hacia atrás para prevenir el transporte de microbios desde el ano hasta la vagina). Asegúrese que tanto niños como niñas se laven las manos después de orinar o evacuar.
8) Enséñele a bajar el aguaAlgunos niños piensan que sus excretas forman parte de su cuerpo y verlas “perderse” al bajar el inodoro puede atemorizarlos y resultarles difícil de entender. Algunos incluso temen que serán succionados por el inodoro cuando baja el agua mientras están sentados sobre él. Deberá explicarle el propósito de sus excretas, es decir, mencione que son productos de excreción corporal que no necesita. Para ofrecerle un sentimiento de control, permítale bajar el agua del inodoro con algunos trozos de papel higiénico, lo que disminuirá su temor al ruido de la corriente de agua y la visión de objetos que desaparecen.
9) Estimúlelo a utilizar pañales de entrenamientoCuando su niño logre éxitos repetitivos estimúlelo a utilizar pañales de entrenamiento. Su niño se sentirá orgulloso por la confianza que usted le ofrece y por lograr su desarrollo. Sin embargo, prepárese para “accidentes”. Puede tomar semanas, incluso meses, antes de completar el proceso de entrenamiento. Continúe sentándolo en su inodoro en algunos momentos específicos del día.
10) Ofrézcale una alimentación balanceada.Los patrones de evacuación son variables. Algunos niños defecan 2 o 3 veces por día en cambio otros lo hacen cada 2 o 3 días. Una dieta balanceada, rica en frutas y fibras producirá evacuaciones blandas, lo que facilitará el entrenamiento. No utilice laxantes o supositorios a menos que su médico lo aconseje.
A los 3 a 4 años de edad la mayoría de los niños logran el control de sus evacuaciones y el control diurno de sus micciones. A pesar que su niño logre mantenerse seco durante el día, obtener el mismo éxito por las noches puede tomar meses o años. La mayoría de las niñas y más del 75% de los niños serán capaces de mantenerse secos de noche después de los 5 años de edad.
Su niño le hará saber cuando esté preparado para pasar de su pequeño inodoro de entrenamiento al “inodoro grande”. Asegúrese que es lo suficientemente alto y practique con él nuevamente este decálogo de aprendizaje.

HISTORIA DE LA PEDIATRIA


En la antigüedad la atención al niño se situaba fuera del ámbito de la medicina. Los escasos textos escritos se centraban más en la puericultura que en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades de los niños, y las responsables fundamentales de la salud infantil eran las madres y las comadronas.
A partir del Renacimiento comienzan a considerarse las enfermedades de los niños como una actividad médica y se escriben libros de orientación más pediátrica. Durante la Edad Moderna comienzan a aparecer centros dedicados al cuidado de los niños.
A partir del siglo XIX la pediatría desarrolla su base científica especialmente en Francia y Alemania, y se crean los primeros hospitales infantiles modernos en Europa y Norteamérica. La pediatría se convierte en una especialidad médica con entidad propia. En el siglo XX fue precursor de la Pediatría en España don Andrés Martínez Vargas que en 1915 publicó su fundamental Tratado de Pediatría, obra insustituible para tener una visión clara y de conjunto de la Pediatría conocida y ejercida por sus colegas de esos años. Se produciría consecuentemente un espectacular desarrollo en todos los campos de la pediatría que desembocaría en la segunda mitad del siglo en la aparición de subespecialidades pediátricas.



este articulo fue publicado en esta pagina gracias a la informacion entregada desde wikipedia

DATOS GENERALES SOBRE PEDIATRIA



La pediatría es la especialidad médica que estudia al niño y sus enfermedades. El término procede del griego paidos (niño) y iatrea (curación), pero su contenido es mucho mayor que la curación de las enfermedades de los niños, ya que la pediatría estudia tanto al niño normal como al enfermo.
Cronológicamente la pediatría abarca desde el nacimiento hasta la
adolescencia. Dentro de ella se distinguen varios periodos: recién nacido (primer mes de vida), lactante (1-12 meses de vida), párvulo (1-6 años), escolar (6-12 años) y adolescencia (12-18 años).
La
puericultura es una de las especialidades de la medicina que quiere decir cuidado de los niños y viene del latín puerilis: niño y cultura: cultivo, es decir, el arte de la crianza. Por eso hoy en día se habla de la puericultura científica que busca como objetivo final la resiliencia o sea la capacidad del individuo de triunfar en la vida a pesar de la adversidad. La pediatría social estudia al niño sano o enfermo en su interrelación con su comunidad o sociedad. La odontopediatría es la rama de la odontología que estudia las afecciones de la boca en los niños. La tendencia actual es fundir todas estas acepciones en un único término, pediatría.
Se puede denominar recién nacido o neonato al niño proveniente de una gestación de 22 semanas o más; desde que es separado del organismo de la madre hasta que cumple 28 días de vida
extrauterina. Se considera período perinatal a aquel comprendido entre la semana 22 de gestación y los 7 días de vida postnatal.
CLASIFICACION SEGÚN EDAD GESTACIONAL
Características físicas y naurológicas nos permiten valorar con precisión la edad gestacional ya que el recién nacido estará clasificado entre las siguientes categorías:
Recién nacido pretérmino (RNPT) Antes de 37 semanas de
gestación.
Recién nacido a término (RNAT) De 37 a 42 semanas de
gestación
Recién nacido postérmino (RNPT) Más de 42 semanas de
gestación.
Según el peso al nacer, se clasifica en:
Recién nacido de bajo peso-------------- 2.500 g
Recién nacido de muy bajo peso---------- 1.500 g
Recién nacido de extremado bajo peso---- 1.000 g
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jueves, 1 de octubre de 2009

SALUD EN NIÑOS





La salud de su hijo incluye el bienestar físico, mental y social. La mayoría de los padres conoce los aspectos básicos para mantener a los niños sanos tales como darles alimentos saludables, asegurarse de que duerman y se ejerciten lo suficiente y garantizar su seguridad.
También es importante que los niños tengan chequeos médicos regulares. Estas visitas son una oportunidad para revisar el desarrollo de su hijo. También es un buen momento para detectar o prevenir problemas.
Además de los chequeos, los niños en edad escolar deben ir al médico por:
Pérdida o aumento importante de peso
Problemas para dormir o cambios de conducta
Fiebre de más de 102ºF (38.8ºC)
Erupciones cutáneas o infecciones en la piel
Dolores de garganta frecuentes
Problemas respiratorios



BIENESTAR FISICO


Segun el autor del siguiente articulo el bienestar fisico de un niño depende ademas del consumos adecuado de alimentos para su desarrollo

Los pediatras de León advierten a los padres que los estimulantes del apetito y las vitaminas en los niños inapetentes sanos no son efectivos y desaconsejan su uso. Recuerdan que los periodos en los que los niños sanos comen mal son transitorios y que, salvo casos aislados que tendrá que evaluar el pediatra, no suelen estar desencadenados por una enfermedad. «No es infrecuente en las consultas de pediatría oír el comentario 'no come nada'. Debemos recordar a los padres y cuidadores que el comer es educable y que el sentido común es lo mejor en estos casos», asegura Angeles Suárez, pediatra de Área y vocal de la Sociedad de Pediatría de Asturias, Cantabria y Castilla y León (SCCALP) Comer es un acto social agradable «no un campo de batalla», puntualiza Suárez, «por lo tanto, conviene respetar al niño y no forzarle a comer». Tampoco conviene cambiar las rutinas relacionadas con el horario de comidas y no ofrecer en sustitución otros alimentos alternativos como bollería o chocolate. «Los periodos de comer mal son transitorios y ayudan poco los estimulantes del apetito y las vitaminas». «Existe evidencia, basada en estudios clínicos, de que para la prevención del sobrepeso en los niños no basta con realizar una alimentación adecuada», sostiene esta pediatra, que aconseja evitar el sedentarismo y animar a los niños a realizar una actividad física regular adaptada a cada caso. «La práctica de un deporte controlado es buena, favorece el bienestar psíquico, ayuda a controlar el sobrepeso y es una estupenda manera de estimular la asociación saludable entre los jóvenes», afirma Suárez. Planificar los videojuegos Los pediatras advierten que los padres son los responsables de establecer un horario para el uso de los juegos y alertan del aumento de consultas relacionadas con la adicción y las jaquecas asociadas. Ángeles Suárez aconseja a los padres planificar el tiempo que los niños pasan frente a la videoconsola y seleccionar los video juegos, «no todos son adecuados», -afirma- «la violencia en el juego puede hacer que se vea como normal la violencia en la vida». Insta a los cuidadores a compartir ratos de juego con los niños «y recordar que los videojuegos no son niñeras, ni la única alternativa para no aburrirse. Siempre podemos pasar un muy buen rato con un cuento, con una novela o con los amigos en el parque», asegura. Prudencia con los antibióticos La vocal de la SCCALP aconseja prudencia en el manejo de los antibióticos, «que se impone aún más en el colectivo de niños que acuden a la guardería». Las guarderías favorecen la propagación de infecciones por la facilidad del contagio entre niños que permanecen juntos buena parte del día y en los que no es raro que se presenten «picos febriles», a veces cada quince días. «Esta situación que preocupa a los padres hace necesario que sea el pediatra quien establezca unas pautas de manejo de estos niños», como son el seguimiento de la evolución clínica, favorable en la casi totalidad de los casos y que puede evitar una sobreutilización de fármacos. Teniendo en cuenta la epidemiología, la infección de vías altas no complicada en un preescolar (menos de tres años) es de etiología o causa vírica en un gran porcentaje de casos. De ahí que los tratamientos más adecuados en estos niños sean los antitérmicos y las medidas paliativas (líquidos, lavados nasales...). Suárez advierte a los padres de la importancia que tiene que sea siempre el mismo pediatra el que valore el estado de salud de su hijo. «Reconocer una afección clínica en un niño implica conocer a ese niño cuando está bien y cuando no lo está». De ahí que todo niño que acude a urgencias (tanto de atención primaria como de hospital) debe ser valorado con posterioridad por su pediatra, quien controlará la respuesta a los tratamientos pautados o los cambiará en base a criterios que se ajustan a un mejor conocimiento del niño. Los pediatras también aconsejan a los padres concienciarse con las campañas de la Dirección General de Tráfico para la prevención de accidentes e insisten en que todos los niños deben llevar sus dispositivos de seguridad en el coche, «si nos agarramos al cinturón nos agarramos a la vida», concluye la pediatra Angeles Suárez


articulo publicado gracias a las entradas de la pediatra angeles suarez desde el buscador google